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1º #AUTOATENTADO VS EL #DOBLE DE @EPN #Pa! #ESTADOdeEXCEPCION Y #SUSPENDER LAS VOTACIONES #AMLO20182º @CIA=#ISIS MATA A #PRIANarcoZ INCOMODOS!
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Ante despertar ciudadano,
@EPN y #PRIANarcoZ MAS SUS #PartidosSATELITES Ya cocinan la #MilitarizAcioN
para contener la caída de este régimen: pic.twitter.com/4Z7ibxs9fK
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#PRIANRDnarco Y SUS #PARTIDOSATELITES ESTAN PERDIDOS #AMLO2018
Soldados
en la firma del convenio de
Golpe de Estado silencioso
Por John M. Ackerman ,
Análisis
CIUDAD
DE MÉXICO (Proceso).- La intromisión de las fuerzas militares en la
vida política y social del país ha llegado a extremos intolerables que
ponen en riesgo tanto la institucionalidad democrática como la soberanía
nacional. Hoy atestiguamos el equivalente a un golpe de Estado
subrepticio y silencioso. Si la sociedad no detiene la militarización
rampante, Los Pinos pronto podría ser ocupado por un general.
El
Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha presentado en la Cámara de
Diputados una iniciativa para una nueva Ley de Seguridad Interior, que
tiene el objetivo de normalizar la participación inconstitucional de las
Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública y de control social
interno.
La aprobación de este proyecto implicaría una
transformación radical del papel de los militares en la vida nacional.
Normalmente, los soldados solamente pueden participar en asuntos de
"seguridad nacional". Y el artículo 129 de la Constitución es
absolutamente claro: "En tiempo de paz ninguna autoridad militar puede
ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la
disciplina militar".
Sin embargo, la propuesta del diputado César
Camacho Quiroz, en cumplimiento de órdenes giradas por Enrique Peña
Nieto y el secretario de Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos,
habilitaría a los militares para involucrarse directamente en asuntos de
"seguridad interna". Y este concepto es definido de la manera más
abstracta y general: cualquier asunto que "ponga en peligro la
estabilidad, seguridad o la paz pública".
Con la nueva ley, los
militares ya no se dedicarían exclusivamente a defender el territorio
patrio y a suplir a las autoridades civiles en casos de emergencia, sino
que se transformarían en responsables permanentes del "orden" interno
y, por lo tanto, en una fuerza política pluripotenciaria y autónoma
capaz de intervenir por voluntad propia en casi cualquier momento. Es
decir, se autorizaría formalmente la persecución castrense de la
oposición política y los movimientos sociales en todo el país.
Desde
que Felipe Calderón sacó a los soldados masivamente a las calles en
2006, supuestamente para combatir el narcotráfico, el gobierno federal
ha dicho que la militarización de la seguridad pública era necesaria
como una medida estrictamente temporal, mientras se avanzaba en el
proceso de depuración y profesionalización de los cuerpos policiacos
municipales, estatales y federales.
Hoy, 10 años más tarde, vemos
que Calderón mintió desde el primer momento. La profesionalización
policiaca nunca avanzó y ahora los partidos del Pacto por México han
decidido simplemente reemplazar a los policías con militares.
Hace
unos meses, el PRIANRD ya reformó tanto el Código de Justicia Militar
como el Código Militar de Procedimientos Penales, con el fin de permitir
que los ministerios públicos y tribunales militares se entrometan de
manera indiscriminada en asuntos civiles, con cateos a domicilios
particulares y edificios gubernamentales, así como con espionaje directo
a comunicaciones personales.
Con la Ley de Seguridad Interior se
consolidaría y expandiría esta lógica. La ley permitiría a los
militares desplazar totalmente al ministerio público en la investigación
de delitos cometidos incluso por civiles. También abriría la puerta
para un sistema de espionaje político-militar generalizado, al permitir a
los soldados utilizar cualquier medio de recolección de información.
Aún
más preocupante es que esta nueva ley busca darle la vuelta al
procedimiento plasmado en el artículo 29 constitucional para declarar la
suspensión de garantías en casos de "perturbación grave de la paz
pública". Aquel procedimiento constitucional obliga al presidente a
recibir la autorización del Congreso de la Unión para emitir dicha
declaratoria y requiere que la suspensión sea forzosamente "por un
tiempo limitado".
En contraste, la nueva ley permitiría al
presidente realizar de manera unilateral la declaratoria, y para un
tiempo indeterminado. Es decir, se eternizaría la presencia castrense en
nuestras calles, con todo lo que ello implica respecto de la violación
sistemática de los derechos humanos y las libertades de tránsito, de
expresión y de reunión.
Lo más grave, sin embargo, es el daño que
esta nueva ley significaría para la soberanía nacional. No es ningún
secreto que las fuerzas armadas mexicanas hoy no sólo siguen órdenes de
las autoridades mexicanas, sino que también obedecen a los mandatos de
Washington. Fue el gobierno de Vicente Fox quien acomodó a la milicia
mexicana dentro del marco del Comando Norte de Estados Unidos (Northcom)
en 2002. Y un porcentaje cada vez más grande de generales, comandantes y
cadetes miliares mexicanos reciben una parte importante de su
entrenamiento en Estados Unidos.
El secretario de la Marina,
Vidal Soberón, recientemente fue nombrado comandante de la Legión de
Mérito del gobierno de Estados Unidos y tiene comunicación constante con
los altos mandos castrenses en aquel país. Y hace unos meses Soberón le
entregó personalmente al jefe del Northcom, William Gortney, la Medalla
de Distinción Naval y Mérito Militar Primera Clase de México.
Así
que si los vendepatrias del PRIANRD logran la aprobación de su nueva
Ley de Seguridad Interna, el pueblo mexicano no solamente estará sujeto a
la constante intromisión de las fuerzas militares en nuestras vidas,
sino que nuestra información y nuestras libertades también se colocarían
bajo el control directo de Donald Trump.
En lugar de aumentar la
intromisión de un fascista en nuestros asuntos internos, hoy es un buen
momento para recuperar nuestra larga tradición de dignidad nacional y
solidaridad latinoamericana. Hay que dirigir nuestras miradas hacia el
sur.
www.johnackerman.blogspot.com
Twitter: @JohnMAckerman


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